Pasé gran parte de mi vida voluntariamente confinado.
Viví en lo alto de una colina en el medio de un bosque y grabando allí en mi loft-estudio de grabación 10, 12 y más horas diarias con los auriculares puestos, componiendo, tocando y produciendo música.
Construir aquella casa me llevó más de dos años. El pueblo estaba a 6 km. Mi único vecino era un chef sordo-mudo.
Y eso de estar en una habitación o estudio casi todo el día fue parte de mi vida en muchos lugares en los que viví; Argentina, España, Paraguay, Francia, Inglaterra, EEUU…
Ello hizo que creara unas 200 canciones y alrededor de mil composiciones instrumentales aprox., y escribiera 10 libros + guiones y realizaciones para videos, conferencias, etc.
Es verdad que también viajé y que venían músicos y amigos a visitarme. Y es verdad que no me faltaba nada. Vendía música en varios países del mundo y esa situación no es comparable a la de muchas personas que ahora se han visto obligadas a dejar sus medios de vida y a quedarse encerradas sin ingresos que, ya mismo, quienes ordenaron acatar esto, deberían proveerles hasta que dicha situación se revirtiese.
Recuerdo a una amiga diciéndome que yo tenía componentes de lo que se denomina personalidad asperger.
Y también recuerdo cómo, con otro amigo, hablábamos de que para crear había que aislarse e incomunicarse.
Dalí, cuando pintaba, ni giraba su cabeza cuando le preguntaban algo y solía tardar muchos segundos en responder.
En realidad, entre las palabras ‘artista’ y ‘autista’, la diferencia es sólo de una letra.
Por esto, y si puedo ser en alguna cosa consejero, me permito aconsejar que aprovechemos el momento actual para reflexionar y para crear.
Crear no es solamente hacer canciones o escribir, pintar o esculpir.
Crear no está únicamente reservado para los denominados ‘artistas’.
Crear puede ser una nueva receta de cocina, cambiar los muebles de sitio buscando una mejor ubicación o una amplia variedad de ideas y acciones. Y artistas de la vida podemos serlo todos hasta en el más nimio detalle.
Crear es tratar de comprender un poco mejor la vida y la manera en la que nos relacionamos con nuestro cuerpo, con nuestros deseos, con quienes nos rodean y necesitan.
Crear es tener pensamientos que se traduzcan en hechos; entender que existir es mucho más que moverse físicamente o dar vueltas geográficamente.
Puedo viajar sin moverme de aquí, cantaba George Harrison en la canción de The Beatles, The Inner Light (La Luz Interior).
Aprovechemos estos momentos, esta coyuntura, para recargar las pilas de nuestra luz interior, para viajar, estar, crear, regresar e ir de nuevo, a mil dimensiones y escenarios existenciales.
Quizás todo lo que pensemos e imaginemos se materialice al instante en otros planos de los que nunca tomábamos consciencia debido a que estábamos siempre ocupados en esta limitada tridimensionalidad.
Debido a que no teníamos tiempo.
Y esta frase es cierta… Sólo que la palabra ‘tiempo’ tiene, como muchas otras palabras, una doble lectura.
Opino que, como si el planeta entero fuese Hollywood, estamos viviendo y viendo una peli – grosa.
La prensa con noticias para alimentar lo oficial de un sistema, por momentos, desbordado.
Los alternativos casi regocijándose y creyéndose dueños de la verdad, reafirmándose en sus rocambolescas teorías.
Mi con – fe – sión: estuve varias veces tentado de poner toda mi fortuna en una bolsa y largarme a una isla desértica (foto, 2020).
Pero ahora son tiempos de sol i dar i dad, de funcionar como soles, como dadores de vida, y de dar y dar y seguir dando amor y luz.
Es nuestra oportunidad para demostrar y demostrarnos que “somos capaces de Ser lo que siempre dijimos que somos” (valga la redun).
